24820 no es un libro de Asimov, tampoco es la película no autorizada de George Lucas. Es más bien un número aproximado. Algo que se desarrolla en el cuerpo de unos elegidos y que habita en el corazón de unos pocos. Es también un número aproximado de mañanas, de atardeceres, de noches; una espiral que comienza con la vida y termina en la muerte. Es un largo camino, no exento de obstáculos y de tentaciones. Es un impulso que asumimos cuando nos hacemos conscientes de que existe una energía que está en cada uno de nosotros.
Y entonces la vida deja de ser un bostezo para a convertirse en un río que se transforma, deja de lado la comodidad y pasa a ponernos a prueba a cada paso. Pero esta acción no es algo que tenga que ver con ella sino que es una responsabilidad que solo me concierne a mí. La vida es solo el escenario y yo el que hundo los pies en su tierno pelaje. Y a pesar de que existen muchas palabras que busquen definirla, no existe ninguna que sea capaz de hacerlo; su destino es avanzar sin rumbo, su juego es vestirse con todo lo que encuentra a su paso. Pero ésta fémina inclasificable es además un fresco, un óleo vivo habitado por miles de especies y plantas, un jardín variado donde viven animales que nos recuerdan que no estamos solos. La tierra y la lluvia son sus principales aliadas, el sol y la luna dos amigos incondicionales que se turnan para cuidarla.
Y dentro de esta burbuja damos nuestros primeros pasos. Y mientras lo hacemos nos caemos y nos volvemos a levantar, trastabillamos pero nunca dejamos de sonreír y de mirar hacia adelante. Pero un día nos hacemos mayores y esa habilidad que teníamos de pequeños desaparece; de ese valor que nace con nosotros solo sobreviven algunos rasgos, entre ellos, uno que nadie nos puede robar: la libertad. Crecemos y hacemos uso de esta fuerza que nace con nosotros, conocemos a una persona y decidimos compartir nuestra vida con ella. Hacemos planes de futuro porque no hay nada que nos guste más que mirarla a los ojos. Nos casamos y ese amor que cosquillea en el interior del estómago nos pone a prueba.
24820 no es un número corriente, es la historia de amor de un hombre y una mujer que llevan muchos años de casados: un abuelo y una abuela americanos que no tienen ganas de separarse; unos ancianos anónimos de más de noventa años que se siguen mirando con el mismo brillo de cuando eran dos adolescentes. Es también el encuentro de dos personas que pasaron de no tener nada a tenerlo todo. La experiencia de toda una vida. La suma de días en el transcurso de 68 años. Es el número aproximado de escalones que uno debe subir para llegar al cielo…
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