Tal vez debería comenzar diciendo que la mayoría de las pruebas son ciertas. Que los antropólogos y el resto de los especialistas no mienten. Quiero decir, los primeros humanos salieron del sureste de África a través de la costa en busca de alimento; y que unos tomaron hacia Asia y que otros prefirieron continuar hacia Europa. Hasta ahí la mayoría de ellos coincide. Luego unos dicen que el homo sapiens se fusionó con el neandertal y otros dicen que simplemente se los quitaron del medio. También es cierto, o coinciden, en que en la era de las glaciaciones el homo sapiens cruzó el estrecho de Bering para llegar a lo que hoy conocemos como América. Pero hay otra versión, una que desafortunadamente no se encuentra en los libros de historia. Esa es la que cuenta el investigador delirante de origen desconocido Gastón Malthus. De origen desconocido porque cuando a Malthus le preguntan por su procedencia prefiere decir el mundo.
Lo cierto es que Malthus cree que existe otra verdad. Una que no se cuenta porque si se contaría todo dejaría de tener sentido. Quiero decir las guerras, la Iglesia, el Capitalismo. Todos esos grandes mitos que dan pie a esta palabra que a los científicos tanto les gusta repetir: la evolución.
Sin embargo Gastón Malthus tiene otra verdad, y esa es que antes de que el homo sapiens se encontrara con el neandertal hubo otra especie humana que ya había pasado por allí; que se encontró con el neandertal y no tuvo ninguna piedad. Estos hombres según la teoría de Malthus procedían del norte de Europa y tenían como rasgo característico una gran facilidad para el engaño.
Pero bien, ¿qué nos dice Malthus? Lo primero que nos dice es que cuando estos humanos se encontraron con los neandertales los engañaron. Y como los neandertales eran demasiado confiados pisaron el palito. Lo cierto es que los homo pelotudus (así es como Malthus llama a esta especie humana), les dijeron a los neandertales que si querían tener éxito en la caza deberían dirigirse al norte. Repito, como los neandertales eran demasiado confiados (Malthus insiste en usar esa palabra), les hicieron caso. Entonces pasó lo que la antropología no quiere aceptar: los homo pelotudus aprovecharon la inocencia de los neandertales y en ese descuido se acostaron con todas sus mujeres. Malthus dice que esto pasó unos pocos años antes de que los neandertales tuvieran su encuentro con el homo sapiens.
Pero lo que además nos dice este singular investigador delirante es que el homo pelotudos también engaño al homo sapiens. No solo se acostaron con sus mujeres sino que les hicieron creer que eran sus amigos. Y es justo en ese punto cuando se produce lo que Malthus llama la gran fusión. La llama así porque el ADN del homo sapiens se alteró por completo. A partir de entonces ya nada volvió a ser igual. El sapiens no solo se volvió más combativo sino que incorporó un rasgo que hasta entonces no poseía: el engaño.
Pero Gastón Malthus, este singular investigador, nos dice que el pelotudus se cansó de acostarse con las mujeres del sapiens y de un día para otro desapareció. Malthus cree que también aprovecharon la era de las glaciaciones y cruzaron el estrecho de Bering. Pero no descarta la posibilidad de que un grupo se quedara en Europa y luego emigrara hacia Asia.
Lo que tiene claro Malthus es que, si bien el sapiens fue la especie que prevaleció, los rasgos del hombre de hoy tienen una clara influencia en el homo pelotudus. Clara porque al engaño, se le suma el narcisismo, la falta de piedad, el egoísmo, el deseo de poder; características que según Malthus tienen su origen en esta especie procedente del norte de Europa.
Pero la teoría de Malthus no acaba ahí, él nos dice que la involución (Malthus no cree en esa palabra tan pronunciada por la comunidad científica), demuestra que el homo pelotudus ha estado presente en todos y cada uno de los pasajes de la historia. Desde el cazador recolector hasta este hiperconsumidor en el que nos hemos convertido. Nos dice también que lo podemos ver con claridad en algunas sociedades en las que pareciera que se resisten a crecer. Sin embargo Malthus no nos dice cuáles son esas sociedades y en su lugar apela a eso que llamamos conciencia. Finalmente Malthus, este investigador delirante de origen desconocido, nos dice algo más: la única posibilidad de acabar con el homo pelotudos es mirando a esos países o a esos rincones de la tierra en donde esta especie no ha tenido piedad…
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