El tiempo es ese estado borroso e inmediato que habita en el mundo del hombre; una experiencia en la que los recuerdos se alimentan del presente y en la que el futuro, solo existe en el imaginario de éste, apenas un instante.
No es algo que podamos atrapar, contar o, medir, como reza la concepción científica, sino que es transición y movimiento; un antes y un después que le da sentido a todo lo que nos rodea.
El tiempo es también una figura abstracta que nos sujeta y nos amenaza; nos amenaza porque desde hace varios siglos su función no es solo acompañarnos, sino hacernos productivos. Funcionales a una idea que ha sacralizado el trabajo.
Estoy alienado y la única idea que entiendo del tiempo es el tiempo de la labranza. El trabajo se ha convertido en religión y yo no soy más que un engranaje sujeto a esta idea. El óseo aristotélico ha sido reemplazado por el fanatismo Luterano y, entre otras cosas, nos hemos convertido en fanáticos del trabajo. No entendemos la vida, o sea el tiempo, sino en función del trabajo.
¿Y si pensar el tiempo es salirse del dispositivo, apartarse de esa idea secuencial que nos sujeta y nos piensa como seres productivos? ¿Y si aprovechar el tiempo no es solo recuperar el óseo sino mirar hacia adentro?
Solo hay tiempo porque existimos. Solo hay pasado, presente y futuro porque tú y yo lo creamos. Y al hacerlo, se revelan ante nosotros un horizonte de infinitas posibilidades, entre ellas, aquella que las contiene a todas, la posibilidad de la muerte…
Felicitaciones Gastón por crear este sitio de pensamientos…
Me gusta lo que pensás del tiempo…esa dimension, esa energía infinita que permite a las estrellas girar, a los amigos saludarse, a las parejas amarse…quizás un día todo desaparezca y el tiempo se convertirá en otra COSA…COSA que descubriremos al viajar por el TIEMPO cuando dejemos nuestros cuerpos…