El filósofo más apasionado…

Hay descubrimientos que te cambian para siempre; son rupturas o momentos puntuales de la vida que no tienen vuelta atrás. Porque el hombre es un ser que está en constante cambio, y en esa transformación, no solo está en juego su existencia sino la posibilidad de experimentar la libertad.

Son instancias que alteran la realidad porque la muestran sin maquillar y,  entonces, nos vemos desnudos ante una fuerza que nos supera. Empequeñecidos y no nos queda más remedio que aceptar que el  mundo es absurdo, caótico, y que dentro de este caos estamos obligados a tomar decisiones constantemente, y que estas decisiones toman un carácter trascendental, cuando descubrimos que en cada paso que damos está en juego el destino de nuestra vida.

Yo, como todos los hombres, estoy sumergido en este constante devenir, en este cerebro que nos sujeta y que hace de nosotros algo; en este vivir que no elegí y que a pesar de ello puede transformarme en una maquina perversa o maravillosa; porque la libertad consiste en entender que soy posibilidad y aunque crea que no, al no hacer nada también estoy eligiendo. Siempre estoy eligiendo y, entre esas posibilidades, la muerte es la única que puede poner fin a todas mis elecciones. La muerte es la posibilidad silenciosa que contiene a todas las demás posibilidades.

Sabemos que un día nos vamos a morir pero, inconscientemente, vivimos rechazando ese momento. No solo nos aterra la idea de la muerte, sino que este desconocimiento da como resultado una profunda angustia. Y entonces nuestra vida se vuelve frágil, insegura, estéril, y cada paso que damos nos acompaña la duda y el miedo; cada paso que damos no es más que el deseo de calmar este dolor, en ocasiones, insoportable. No sabemos qué hacer y el tiempo, en lugar de ponerse de nuestro lado, avanza con brutal indiferencia.

Pero lo cierto es que somos posibilidad. Estamos condenados a elegir todo el tiempo y, entre esas elecciones que hacemos, reparar en algunas lecturas, o descubrir algunas frases puede cambiar el rumbo de nuestra vida. O mejor que eso, puede hacernos tomar conciencia de lo que estamos haciendo por nosotros mismos.

Y así fue como supe que estaba frente a alguien que no solo intentaba abrirme los ojos, sino que lo que pretendía era llegar a cada centímetro de mi cuerpo, transformar cada célula en un instrumento poderoso.

“La felicidad no es hacer lo que uno quiere sino querer lo que uno hace”.

Filósofo, escritor, novelista, dramaturgo; activista político y amante de las causas perdidas. Hombre comprometido con el hombre y su mundo; faro capaz de iluminar y de avivar corazones. Jean Paul Sarte, no es seguramente el pensador más importante, pero es sin dudas uno de mis maestros, el maestro de la libertad, el filósofo más apasionado…

Un comentario en «El filósofo más apasionado…»

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *