Crecer…

Cuando miro hacia el futuro al mismo tiempo no puedo dejar de mirar al pasado, aquel que me atraviesa y que se erige como una piedra en la cual se encuentran tallados mis aciertos y mis errores. Datos que, a primera vista, parecen formar parte de una secuencia caótica, cuando en realidad más bien pertenecen a un orden riguroso; siendo el tiempo el único testigo capaz de certificar que no falta ni sobra nada, siendo éste el juez que me condena a cargar con ellos sin que pueda hacer nada para cambiarlos.

Cuando miro hacia atrás, todo comienza con la imagen de un niño montado en un triciclo y la amenaza de una tormenta; continua con unas olas gigantes que pretenden arrastrarlo y unos brazos que siempre ponen fin al peligro. Cuando vuelvo al pasado veo el rostro preocupado de  una maestra que no se muestra cómoda frente a sus alumnos sino que, por el contrario, sus pensamientos parecen estar atravesados por la incertidumbre, por la culpa y por el horror de la guerra. Y a esta escena, todavía envuelta en una marcha sentida y pegadiza que cantábamos al salir de la escuela, le sigue la triste y desafortunada imagen de un político que prende fuego a un ataúd. Pero pronto esta evocación es rechazada por la ilusión de todo un país que celebra la vuelta de la democracia. Luego ese niño ha crecido y tiene lugar su primer fracaso. El país vuelve a dar signos de inmadurez y todo parece darle la espalda. Finalmente llega el viaje y esa decisión que cambiaría su vida para siempre.

Curiosamente, al observar con mayor atención lo que refleja la piedra, noto que mis errores no solo abarcan la mayoría del espacio sino que las letras que lo conforman no describen un surco sino que por el contrario lo que hacen es salirse del pedrusco, formar un relieve, como un braille que lo que busca es provocar alguna cosa. Y entonces, por primera vez desde que realizo este ejercicio, me detengo a observar lo que mis ojos acaban de descubrir: cada una de las frases que se reflejan en la piedra y que forman parte de aquellos errores, se desprenden formando en el aire un viboreo que amenaza con atravesar mi conciencia…

Comentarios

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *